LAS RAREZAS DE LA REALEZA
Hace unos días, nuestro estimadísimo amigo Antonio Ramírez, nos conminó a leer un artículo de Antonio Burgos en el que hablaba, en un acto de apología del beticismo en él muy común , de la extraña afición de Doña María de las Mercedes de Borbón a ser seguidora verdiblanca.
No sé si fue la reina madre de Inglaterra la que se dedicaba a darse unos lingotazos de ginebra por las mañanas, pero haber rarezas en la realeza, hay-las siempre como las meigas; las costumbres snob de la época siempre dieron mucho de qué hablar, pero creo que esta superó a todas.
Permítanme que no ponga el artículo completo de Don Antonio, más que nada por lo empalagoso que resulta el hablar de estas cosas en un blog sevillista:
…/ Otras veces el Betis, ya llegado a la presidencia Benito Villamarín, estaba en condiciones de ir al paraíso de Lisboa a jugar con el Benfica. Tal ocurrió en 1962, aunque, claro, ya entonces, a esas alturas del régimen de Franco, salir al extranjero no era ni sombra de lo que era. Aunque el Betis, en aquella ocasión que viajó a Lisboa hizo algo que fue muy criticado en la calle Castelar, que era donde estaba la Jefatura Provincial del Movimiento. El Betis, con su directiva y su plantilla, se presentó en Estoril, para cumplimentar al Villa Giralda a una bética de excepción, a la Reina de España en el exilio, Doña María de las Mercedes de Borbón. Más que un acto de adhesión monárquica se trataba de una ceremonia bética. Doña María era bética, y a mucha honra, y desde pequeña, cuando vivía en Sevilla, donde su padre, el Infante Don Carlos, era capitán general. "Los Infantes vivían en La Palmera", recordaba la geografía sentimental de la sevillana del Pali y allí, en La Palmera, doña María veía subir y bajar a las huestes béticas hacia el que entonces se llamaba "el Stadium de la Exposición", ora en tardes de gloria, ora en anocheceres de derrota. Doña María se hizo bética por cercanía de la gracia y los béticos la cumplimentaban en Estoril, que hasta Paquito nos ha quedado para la posteridad en el besamanos de la augusta esposa de Don Juan III en aquella corte española, tan sevillana, de Villa Giralda. Tan sevillana que tenía en el pórtico un azulejo con la salida del Rocío de Triana. Era el azulejo que estaba en la glorieta de Eritaña, en la Venta de Fernando, y que tras su derribo fue comprado por el duque de Alcalá y enviado a los Condes de Barcelona como regalo sevillano para su casa lisboeta…/…
Pero claro, a nuestro amigo Ramírez que no se le escapa detalle, ni corto ni perezoso se va en busca de una biografía de Doña Mercedes, en la que dice lo siguiente:
.../...Los primeros años de su vida los pasó en Madrid, donde estudió en el colegio de las madres irlandesas. En 1921, al ser nombrado su padre capitán general de Sevilla, toda la familia se trasladó a la capital andaluza, a la que estuvo vinculada el resto de su vida. Al proclamarse la II República en España, toda a familia partió a Cannes, donde vivieron con sus abuelos, para instalarse definitivamente en París.../...
Pues que nosotros sepamos, las únicas huestes posibles que podrían pasar por el hoy llamado Paseo de La Palmera eran las sevillistas, ya que tenían desde 1918 ubicado allí el campo Reina Victoria hasta 1928 y el Betis ni se asoma por allí hasta el 14 de Diciembre de 1939, que es cuando inaugura su estadio de Heliópolis, ante el “insigne” militar Cuesta Monereo, simpatizante bético desde “chiquetito”.
Si doña Mercedes vivió en la Palmera desde 1921 hasta 1931, ajusten ustedes la “cuenta de la vieja” y se darán cuenta de la imposibilidad.
El Betis tenía su estadio, el del Real Patronato, en las cercanías del Tiro de Línea y difícilmente pasarían “sus huestes” por el Paseo de la Palmera, a no ser que se pasasen los domingos en procesión por allí. Todavía tenemos que leer eso de que doña María se hizo bética por cercanía y no puedo evitar esbozar una sonrisa por tamaña barbaridad.
No se yo qué imagen quieren vendernos realmente: la del Betis republicano y obrero con ese ramalazo de “manquepierdismo” de Emilio Carrillo, o esa otra imagen de vasallos que rinden pleitesía a su majestad, de Maese Burgos, pero como comprenderán no casa mucho una imagen con la otra. Ya podrían ponerse de acuerdo.
Ante esto el señor Burgos ha podido hacer dos cosas, la primera es que se haya inventado esta trola en un acto para inflar la apología del equipo coronado por su majestad, o bien porque se le haya ido la olla al pobre hombre.
Esperemos que sea lo segundo.
No sé si fue la reina madre de Inglaterra la que se dedicaba a darse unos lingotazos de ginebra por las mañanas, pero haber rarezas en la realeza, hay-las siempre como las meigas; las costumbres snob de la época siempre dieron mucho de qué hablar, pero creo que esta superó a todas.
Permítanme que no ponga el artículo completo de Don Antonio, más que nada por lo empalagoso que resulta el hablar de estas cosas en un blog sevillista:
…/ Otras veces el Betis, ya llegado a la presidencia Benito Villamarín, estaba en condiciones de ir al paraíso de Lisboa a jugar con el Benfica. Tal ocurrió en 1962, aunque, claro, ya entonces, a esas alturas del régimen de Franco, salir al extranjero no era ni sombra de lo que era. Aunque el Betis, en aquella ocasión que viajó a Lisboa hizo algo que fue muy criticado en la calle Castelar, que era donde estaba la Jefatura Provincial del Movimiento. El Betis, con su directiva y su plantilla, se presentó en Estoril, para cumplimentar al Villa Giralda a una bética de excepción, a la Reina de España en el exilio, Doña María de las Mercedes de Borbón. Más que un acto de adhesión monárquica se trataba de una ceremonia bética. Doña María era bética, y a mucha honra, y desde pequeña, cuando vivía en Sevilla, donde su padre, el Infante Don Carlos, era capitán general. "Los Infantes vivían en La Palmera", recordaba la geografía sentimental de la sevillana del Pali y allí, en La Palmera, doña María veía subir y bajar a las huestes béticas hacia el que entonces se llamaba "el Stadium de la Exposición", ora en tardes de gloria, ora en anocheceres de derrota. Doña María se hizo bética por cercanía de la gracia y los béticos la cumplimentaban en Estoril, que hasta Paquito nos ha quedado para la posteridad en el besamanos de la augusta esposa de Don Juan III en aquella corte española, tan sevillana, de Villa Giralda. Tan sevillana que tenía en el pórtico un azulejo con la salida del Rocío de Triana. Era el azulejo que estaba en la glorieta de Eritaña, en la Venta de Fernando, y que tras su derribo fue comprado por el duque de Alcalá y enviado a los Condes de Barcelona como regalo sevillano para su casa lisboeta…/…
Pero claro, a nuestro amigo Ramírez que no se le escapa detalle, ni corto ni perezoso se va en busca de una biografía de Doña Mercedes, en la que dice lo siguiente:
.../...Los primeros años de su vida los pasó en Madrid, donde estudió en el colegio de las madres irlandesas. En 1921, al ser nombrado su padre capitán general de Sevilla, toda la familia se trasladó a la capital andaluza, a la que estuvo vinculada el resto de su vida. Al proclamarse la II República en España, toda a familia partió a Cannes, donde vivieron con sus abuelos, para instalarse definitivamente en París.../...
Pues que nosotros sepamos, las únicas huestes posibles que podrían pasar por el hoy llamado Paseo de La Palmera eran las sevillistas, ya que tenían desde 1918 ubicado allí el campo Reina Victoria hasta 1928 y el Betis ni se asoma por allí hasta el 14 de Diciembre de 1939, que es cuando inaugura su estadio de Heliópolis, ante el “insigne” militar Cuesta Monereo, simpatizante bético desde “chiquetito”.
Si doña Mercedes vivió en la Palmera desde 1921 hasta 1931, ajusten ustedes la “cuenta de la vieja” y se darán cuenta de la imposibilidad.
El Betis tenía su estadio, el del Real Patronato, en las cercanías del Tiro de Línea y difícilmente pasarían “sus huestes” por el Paseo de la Palmera, a no ser que se pasasen los domingos en procesión por allí. Todavía tenemos que leer eso de que doña María se hizo bética por cercanía y no puedo evitar esbozar una sonrisa por tamaña barbaridad.
No se yo qué imagen quieren vendernos realmente: la del Betis republicano y obrero con ese ramalazo de “manquepierdismo” de Emilio Carrillo, o esa otra imagen de vasallos que rinden pleitesía a su majestad, de Maese Burgos, pero como comprenderán no casa mucho una imagen con la otra. Ya podrían ponerse de acuerdo.
Ante esto el señor Burgos ha podido hacer dos cosas, la primera es que se haya inventado esta trola en un acto para inflar la apología del equipo coronado por su majestad, o bien porque se le haya ido la olla al pobre hombre.
Esperemos que sea lo segundo.
“En 1907, ayer por la mañana, se fundó el Real Betis Balompié. El Betis y el Balompié se unieron para combatir, como Dios manda, al Sevilla F. C. Campo de las Tablas Verdes. El 24 de noviembre de 1918 se inauguró el glorioso Campo del Patronato. Tendrían que pasar 21 años, hasta el 17 de marzo de 1929, para que abriera sus puertas el Stadium de la Exposición Iberoamericana. Terminada la Exposición, el Betis abandona el Patronato y comienza a jugar por la cara en el Stadium de Heliópolis, de propiedad municipal. Allí, en la temporada 1934-1935 gana el Campeonato de Liga, sin que jugara Denilson, sino Peral, que el beticismo no es cuestión de millones, sino corazón y vergüenza torera. Campeón, "equipo del pueblo", triunfante, el Betis consigue del Ayuntamiento republicano del Frente Popular el arrendamiento oficial del campo, que fue aprobado el 16 de julio de 1936, dos días justos antes de la guasa. El campo era conocido entonces como Heliópolis, por el barrio que lo rodeaba.”
ResponderEliminarAntonio Burgos (El Mundo 16/12/98)
¡Oooooooooooooooooooooooooooooooh!
¡Salve Maese Burgos!
Y el tío se queda tan pancho escribiento tamaña barbaridad...
ResponderEliminarLo peor es que a partir de ahora, todos los béticos (que lo hayan leído) creeran la historia según antonio burgos y cualquier intento de esclarecimiento de los hechos será considerada como una agresión y una intromisión de los sevillistas en su clara y cristalina historia.
PD: Tampoco los de bastión se diferencian mucho de ultra sur en cuanto a ideología...
...Terminada la Exposición, el Betis abandona el Patronato y comienza a jugar por la cara en el Stadium de Heliópolis, de propiedad municipal. Allí, en la temporada 1934-1935 gana el Campeonato de Liga, sin que jugara Denilson...
ResponderEliminarOtra metedura de pata de Maese Burgos.
¿De donde ha sacado este muchacho que ganaron la liga en Heliópolis?
El 16 de Julio de 1936 firman el acuerdo de uso del campo del Stadium de la Exposición y no les da tiempo ni a asomarse al campo, ya que el 18 de Julio estalla la guerra.
Se quedan sin campo por la sencilla razón de la crisis económica que soportan, no pueden mantenerlo y tienen que jugar en...
¿El campo de Nervión?
Tachan!!
No será hasta el 14 de Diciembre de 1939 que inauguren el campo al que llaman de Heliópolis con el estadio a reventar de criaturitas brazo en alto y cantando el Cara al sol.
Como los Gremlims vamos.
¿Os lo esparábais?
Eso es tremendo!
ResponderEliminarHay imágenes de eso?
Yo he visto alguna imagen del frontón Betis que a más de uno al verla le faltarían piedras bajo las que esconderse.
PD: Carrillo ya no es portavoz pero para desgracia nuestra seguirá como concejal de urbanismo. Osea, más de lo mismo.
Que asco!
Animo Carlos, y los demás, no os digo que dejéis el pabellón alto, porque estoy seguro que lo haréis
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