miércoles, 17 de diciembre de 2008

* OTRO ESCENARIO

Me gusta poner por aquí de vez en cuando algún artículo antiguo que encuentro, porque que me llaman mucho la atención, sobre todo porque nos proporciona pistas sobre cómo se pensaba por aquellos años de los que hablamos mucho por aquí y nos ayundan a centrarnos en la época.

Este que les pongo a continuación nos habla de una propuesta organizativa del deporte en nuestro país, en una época en la que hablar de "la regeneración de la raza española" no tenía una significación negativa, sino todo lo contrario:

Jueves, 13 de Julio de 1922

PRO RAZA


Para la regeneración de la raza española, debiera crearse en cada capital de provincia un «Comité provincial de cultura física», del que sería presidente el Gobernador civil, vicepresidente el jefe de Sanidad, y vocales: el director del Instituto de Segunda Enseñanza, los presidentes de las Sociedades deportivas y de recreo, los presidentes de las Cámaras de Comercio, Agrícolas, etc., los directores de los periódicos locales, un jefe u oficial del Ejército, el secretario del Ayuntamiento, dos médicos civiles (un forense y un titular), el profesor de Gimnasia del Instituto, que actuaría de secretario de la Comisión.

Entre estos vocales, se nombrarían como vocales asesores, los presidentes de las Sociedades deportivas, los médicos, el profesor de Gimnasia y el oficial o jefe del Ejército. Los directores de los periódicos
locales, podrían delegar su representación en un redactor competente en asuntos deportivos o de educación física. La misión de estos «Comités», sería propagar la cultura física de la juventud, bajo la protección del Estado, creando «Comisiones locales » en los principales pueblos de cada provincia.

Los vocales asesores, procederían con urgencia a redactar los carnets individuales de todos los jóvenes de 14 a 20 años, y las fichas fisiológicas de todos los niños de las Escuelas, separando cuidadosamente los mal nutridos de los bien nutridos, para suministrar a los primeros la alimentación complementaria que necesitan, y a los segundos, la educación física que requieren para su robustecimiento.
En cada capital de provincia, se construiría un Estadio, con cargo al Ministerio de Fomento o Gobernación, en el cual, podrían entrenarse los muchachos que estuviesen en condiciones de correr, saltar, lanzar y hacer ejercicios gimnásticos, con el fin de apartar a la juventud de los gravísimos inconvenientes de la ociosidad, origen de todos los vicios y depauperaciones de la raza. Los exámenes o pruebas de aptitud física, podrían efectuarse cada tres meses en todos los Comités provinciales y locales; y, anualmente, un Concurso provincial, concediendo premios honoríficos a los que más se distinguiesen, así como a sus entrenadores.

Para estos exámenes, propondríamos el cuadro graduador o baremo que utilizan en Francia las
Sociedades de Preparación Militar, ligeramente modificado, con el fin de que comprenda a los muchachos de 14 y 15 años, si bien exigiendo a estos unas pruebas distintas de las que practicas en los de más edad. Es indudable que la práctica de los deportes y de la cultura física, prudentemente dirigida bajo instrucciones concretas que podrán redactarse en un folleto, daría espléndidos resultados para la regeneración de la raza. En cuanto al perfeccionamiento morfológico de ésta, sería preferible que una base de educación gimnástica, dada por técnicos en la materia, precediese a esas prácticas deportivas; pero ésto sería cuestión de estética humana para aquellos individuos que tuviesen algún defecto fácil de corregir o rectificar, y no se crea que en los países donde se cultivan los deportes, no se desarrollan de un modo natural y consecutivo los jóvenes, sin que les preceda esa educación físico-pedagógica, llegando a ser admirables tipos de perfección humana.

Lo que hace falta es que la juventud no preceda ciegamente en aplicarse la medicina de la cultura física o deportiva, porque todos los procedimientos curativos que se emplean con exceso, dan malos resultados. En el Ejército es donde se ven los resultados de la cultura física, en aquellos reclutas que llegan al servicio, habiendo practicado espontáneamente los deportes regionales o locales. Así se ven los procedentes de las islas Canarias y de Guipúzcoa, que son altos, esbeltos y fuertes, mientras que muchos campesinos de Orense, Lugo, León y Cuenca—y no digamos de las Hurdes—, son pequeños y mal constituidos y débiles, por razón de la vida antihigiénica en que se desarrollan, viviendo en zahúrdas y chozas, alimentándose mal y no practicando, en absoluto, ni la carrera, ni el salto; pues se limitan a trabajar pausadamente con su azadón o su guadaña, adquiriendo, como es consiguiente, defectos en la columna vertebral y torácicos, aparte de su torpeza cerebral por no trabajar su sistema nervioso, que han podido evitarse sin que abandonasen sus faenas agrícolas.

El abandono del ser humano en España, es evidente en todas las clases sociales, y mientras los Gobiernos no se preocupen de este problema, transcendentalísimo para el país, no saldremos de nuestro atraso en todos les órdenes de la vida nacional.


MINERVIUS



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   1 comentario :

  1. "Ínclitas razas ubérrimas, sangre de Hispania fecunda,
    espíritus fraternos, luminosas almas, ¡salve!"

    El concepto de raza era otro en aquella época, pero el afán pruificador de la misma se fue elevando de tono.

    Los promotores de nuestra Exposición Iberoamericana del 29 quiseron que "La Raza" tuviera un monumento en el recitno.

    Está situado al principio de la la Avenida de Isabel la Católica, para entendernos entre el Citröen y La Raza.

    El texto de Rubén Darío citado al principio es el que está recogido en un lápida que sirve de monumento, enmarcado en gurinaldas de flores y medusas.

    También se rotuló una Avenida con el nombre de "La Raza", la que va paralela al "Paseo de la Reina Victoria"

    La "Fiesta de la Raza" se celebra oficialmente desde 1918,en la fecha del 12 de octubre, mediente una Ley del 15 de junio de ese año, declarada por Maura, durante el reinado del rey Alfonso XIII.

    En 1940 se cambió la denominación por "Día de la Raza". En 1958 pasó a denominarse "Fiesta de la Hispanidad" y desde 1987 "Fiesta Nacional de España".

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