José Ignacio Mantecón Navasal
UN PRESIDENTE REPUBLICANO AL FRENTE DEL BETIS BALOMPIÉ.
Aunque en el momento del alzamiento nacional el 18 de Julio de 1936 los designios del Betis tienen un destino incierto, algunos años antes, en 1931, llegaba a la presidencia del equipo verdiblanco un activo republicano de izquierdas y con una preparación excepcional. Tras el magnífico periodo de Ignacio Sánchez Mejías, Mantecón tan solo permaneció un año al frente de la institución bética.
José Ignacio Mantecón Navasal nació en Zaragoza en 1902 y murió en Méjico en 1982. Fue Historiador y político aragonés. Nace en el seno de una conocida familia de la burguesía zaragozana. Estudió el bachillerato en el colegio de «El Salvador», donde trabó una profunda amistad con Luis Buñuel; continuó sus estudios en Zaragoza, se matriculó en su Universidad y cursó las carreras de Filosofía y Letras y Derecho. Se licenció en Historia en 1920 con premio extraordinario, y en Derecho en 1924.
En la Universidad Central de Madrid alcanza el doctorado en Derecho con la tesis El régimen municipal de la Comunidad de Albarracín, siglos XIII al XV, en 1925. Un año antes oposita al cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos y es destinado al Archivo de Indias de Sevilla, en el que trabajará hasta 1933. Durante los años 1934 y 1935 es director del Archivo de la Delegación de Hacienda de Sevilla, ciudad y ambiente con el que se identifica plenamente: en 1931 es elegido presidente del Betis balompié.
Su actividad política se inicia con el ingreso en la Universidad, y en 1917, a los quince años, pronunció su primer mitin republicano. Colaboró en Zaragoza y más tarde en Sevilla, con el Partido Radical, pero nunca militó en él. Durante la dictadura de Primo de Rivera se afilió al partido dirigido por don Manuel Azaña, Acción Republicana, posteriormente integrado en Izquierda Republicana, y participó en los comités de lucha contra la Dictadura y contra la Monarquía.
Proclamada la República renunció a ocupar cargos oficiales por servir mejor a la organización del partido. En 1935 se traslada a Zaragoza, donde junto a las actividades políticas desarrolla una importante misión en la empresa familiar. La sublevación de julio de 1936 le sorprende en Madrid y organiza, juntamente con el diputado socialista Eduardo Castillo, las Milicias Aragonesas. Nombrado capitán, marchó con las Milicias al frente de Guadalajara. Más tarde fue nombrado comisario de la 72 Brigada Mixta y destinado con ella al Ejército del Este, cerca de Boltaña, donde recibió, en 1937, el nombramiento de Gobernador General de Aragón.
Tuvo que enfrentarse al Consejo de Aragón, órgano anarquista que dominaba en la zona aragonesa leal a la República, y asumiendo el encargo del gobierno lo disolvió con la ayuda de Enrique Líster y la XI División. La disolución del Consejo de Aragón y su forma de encuadrar a los anarquistas dentro de las estructuras del Estado ha sido muy discutida.
Intentó posteriormente organizar e implantar la reforma agraria en Aragón, trabajo frustrado por la ofensiva de las tropas franquistas. Perdido Aragón, fue nombrado comisario del Ejército del Este.
Acabada la guerra, embarca hacia Marsella y se traslada más adelante a Londres. Don Juan Negrín lo nombró secretario general del S.E.R.E. (Servicio de Emigración de Republicanos Españoles) en París. De marzo a junio de 1940 estuvo en el campo de concentración de Argeles. El mismo día que Pétain firmaba el armisticio salió de Francia, embarcando en Burdeos hacia Méjico, país en el que residió desde entonces. Ya en el exilio mejicano fue orientándose políticamente hacia el P.C.E. partido en el que militó.
Trabajó en la Biblioteca Nacional de Méjico con el también exiliado Dr. Agustín Millares Carlo, catalogando los libros de los siglos XVI y XVII. Entre 1943 y 1946 fue investigador del Colegio de Méjico. A partir de 1945 y hasta 1964 fue profesor de Bibliología y Paleografía en la Escuela de Bibliotecarios y Archivistas. Investigador del Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de Méjico desde 1955 a 1958, año en que pasó al Instituto de Investigaciones Bibliográficas. Vinculado a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional, ocupó la cátedra de Bibliología del Colegio de Bibliotecología y Archivología, y la cátedra de Historia de las Bibliotecas desde 1963, y la de Bibliotecología comparada desde 1968. Pasó más tarde a desempeñar la cátedra de Bibliografía Mejicana II y la cátedra de Catalogación descriptiva de Archivos. También profesó en la Universidad Veracruzana. En septiembre de 1978 la Universidad Nacional Autónoma de Méjico le rindió un homenaje por su magisterio.
Fuente: http://www.enciclopedia-aragonesa.com
Aunque en el momento del alzamiento nacional el 18 de Julio de 1936 los designios del Betis tienen un destino incierto, algunos años antes, en 1931, llegaba a la presidencia del equipo verdiblanco un activo republicano de izquierdas y con una preparación excepcional. Tras el magnífico periodo de Ignacio Sánchez Mejías, Mantecón tan solo permaneció un año al frente de la institución bética.
José Ignacio Mantecón Navasal nació en Zaragoza en 1902 y murió en Méjico en 1982. Fue Historiador y político aragonés. Nace en el seno de una conocida familia de la burguesía zaragozana. Estudió el bachillerato en el colegio de «El Salvador», donde trabó una profunda amistad con Luis Buñuel; continuó sus estudios en Zaragoza, se matriculó en su Universidad y cursó las carreras de Filosofía y Letras y Derecho. Se licenció en Historia en 1920 con premio extraordinario, y en Derecho en 1924.
En la Universidad Central de Madrid alcanza el doctorado en Derecho con la tesis El régimen municipal de la Comunidad de Albarracín, siglos XIII al XV, en 1925. Un año antes oposita al cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos y es destinado al Archivo de Indias de Sevilla, en el que trabajará hasta 1933. Durante los años 1934 y 1935 es director del Archivo de la Delegación de Hacienda de Sevilla, ciudad y ambiente con el que se identifica plenamente: en 1931 es elegido presidente del Betis balompié.
Su actividad política se inicia con el ingreso en la Universidad, y en 1917, a los quince años, pronunció su primer mitin republicano. Colaboró en Zaragoza y más tarde en Sevilla, con el Partido Radical, pero nunca militó en él. Durante la dictadura de Primo de Rivera se afilió al partido dirigido por don Manuel Azaña, Acción Republicana, posteriormente integrado en Izquierda Republicana, y participó en los comités de lucha contra la Dictadura y contra la Monarquía.
Proclamada la República renunció a ocupar cargos oficiales por servir mejor a la organización del partido. En 1935 se traslada a Zaragoza, donde junto a las actividades políticas desarrolla una importante misión en la empresa familiar. La sublevación de julio de 1936 le sorprende en Madrid y organiza, juntamente con el diputado socialista Eduardo Castillo, las Milicias Aragonesas. Nombrado capitán, marchó con las Milicias al frente de Guadalajara. Más tarde fue nombrado comisario de la 72 Brigada Mixta y destinado con ella al Ejército del Este, cerca de Boltaña, donde recibió, en 1937, el nombramiento de Gobernador General de Aragón.
Tuvo que enfrentarse al Consejo de Aragón, órgano anarquista que dominaba en la zona aragonesa leal a la República, y asumiendo el encargo del gobierno lo disolvió con la ayuda de Enrique Líster y la XI División. La disolución del Consejo de Aragón y su forma de encuadrar a los anarquistas dentro de las estructuras del Estado ha sido muy discutida.
Intentó posteriormente organizar e implantar la reforma agraria en Aragón, trabajo frustrado por la ofensiva de las tropas franquistas. Perdido Aragón, fue nombrado comisario del Ejército del Este.
Acabada la guerra, embarca hacia Marsella y se traslada más adelante a Londres. Don Juan Negrín lo nombró secretario general del S.E.R.E. (Servicio de Emigración de Republicanos Españoles) en París. De marzo a junio de 1940 estuvo en el campo de concentración de Argeles. El mismo día que Pétain firmaba el armisticio salió de Francia, embarcando en Burdeos hacia Méjico, país en el que residió desde entonces. Ya en el exilio mejicano fue orientándose políticamente hacia el P.C.E. partido en el que militó.
Trabajó en la Biblioteca Nacional de Méjico con el también exiliado Dr. Agustín Millares Carlo, catalogando los libros de los siglos XVI y XVII. Entre 1943 y 1946 fue investigador del Colegio de Méjico. A partir de 1945 y hasta 1964 fue profesor de Bibliología y Paleografía en la Escuela de Bibliotecarios y Archivistas. Investigador del Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de Méjico desde 1955 a 1958, año en que pasó al Instituto de Investigaciones Bibliográficas. Vinculado a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional, ocupó la cátedra de Bibliología del Colegio de Bibliotecología y Archivología, y la cátedra de Historia de las Bibliotecas desde 1963, y la de Bibliotecología comparada desde 1968. Pasó más tarde a desempeñar la cátedra de Bibliografía Mejicana II y la cátedra de Catalogación descriptiva de Archivos. También profesó en la Universidad Veracruzana. En septiembre de 1978 la Universidad Nacional Autónoma de Méjico le rindió un homenaje por su magisterio.
Fuente: http://www.enciclopedia-aragonesa.com
Saludos.
ResponderEliminarParece que dentro de la biografía tan llamativa de éste elemento, lo de la presidencia del Betis es una pura anécdota y no parece haber destacado por nada especial.
Aunque de pasada y sin profundizar, la referencia a la disolución de los anarquistas aragoneses oculta un episodio muy negro. Terrible. Existe bibliografía al respecto y éste Mantecón no fue, precisamente, un angelito.
Y mientras en Bizancio (República) se discutía, los turcos (franquistas), llegaron y se quedaron con todo el imperio.
Hasta la rebelión de los fascistas y la imposición del monocolor por las armas, era normal encontrar progresistas y conservadores en cualquier lugar, en cualquier puesto.
Cuidaros.
Bueno, parece ser que el mérito más sonado podría ser el de haber traído bajo su mandato a O´Connell, entrenador que consiguió la liga para el equipo verdiblanco, varios años después de haber dejado de ser presidente bético.
ResponderEliminarHombre, la verdad es que se trata de plasmar todas las vertientes de lo ocurrido en la historia de los clubes sevillanos, incluída esta.
Un saludo.