EL TAPIZ
POR CORNELIO.
Seguro que al ver mi foto ya me hayáis conocido.
Soy, siempre lo seré, Tapiz de la Fábrica de Sueños, Alfombra Mágica.
Llegué a Sevilla casi recién nacido, y tuve la suerte de caer en Nervión. Allí me he criado y he vivido los días más espléndidos de mi juventud.
Dejo paso orgulloso a otras briznas más jóvenes, que hagan su trabajo con mayor eficiencia, ya que la edad pasa para todos, para el césped también, es ley de vida.
Ahora les toca a otros.
Me abonaron con sueños... y florecieron, aunque también he sido regado con lágrimas.
Os contaría muchas cosas, tantas como briznas hermanas formamos esa gran familia de la alfombra sevillista, pero seguro que las tenéis en vuestra memoria, así que poned sobre mí las que queráis... y sigamos soñando.
Ahora cientos de pedazos como yo nos hemos repartido, pueblo a pueblo, por todo el orbe sevillista.
Os contaré un par de mis andanzas.
Este fin de semana, Alicia y Antonio, polos opuestos de las edades sevillistas, me han resembrado cerca de mi antigua casa, en un lugar privilegiado, donde no sufra en exceso ni calores ni heladas.
Mi pequeña amiga, a sus casi seis años, es una forofa absoluta de la jardinería y ha prestado su material de trabajo para la ocasión. Antonio, criado en el campo, es un experto cultivador de plantas y de sevillismo. Es una combinación que funciona, garantía de éxito.
Otro trocito de mí -si me hubieran dejado escoger un sitio para mi retiro, a lo mejor no se me hubiera ocurrido otro mejor-, se ha ido a Cantabria, a una casa habitada por sevillistas, bueno algún racinguista también hay, que me miman y me ofrecen el ambiente ideal para un césped retirado del deporte profesional.
Ya soy un Sevillista por el mundo más.
A partir de ahora me pisotearán mis dos pequeños nuevos amigos. David nació poco tiempo antes de que Antonio levantara su zurda de mis briznas para dejar la pelota en la portería de los alemanes, recuerdo que aquello os dio una enorme alegría. Manuel todavía no sabe andar, pero seguro que me dará más de un pisotón.
Un amigo mío, que he conocido este año y se sienta en la baranda del foso, ha quedado encantado con mi nueva vivienda, tanto es así que insiste en que este verano tiene que ir a Cantabria; ante la persistencia de sus demandas y titubeos paternos, sentenció:
“Es que yo quiero jugar con los primos en el césped del campo del Sevilla.”
Son las cosas de Miguel.
En la puerta de mi nuevo hogar cántabro, hay una loseta de cerámica, por lo visto es el nombre de mi nueva casa, se llama Triana.
0 Opiniones :
Publicar un comentario