RIVALIDAD ANCESTRAL
Si es que a veces pensamos que estas cosas de la rivalidad son de hace poco tiempo, pero nada más lejano a la realidad. Leyendo algo de la prensa de 1917, (no será porque quiera estar al día sobre fútbol), nos desayunamos una crónica como esta:
“…El espectáculo es probable será amenizado por broncas, estacazos, pedradas y otras muestras de cultura…”
La falta de gradas y elementos que separasen el terreno de juego de los espectadores, hacía posible que ocurriesen cosas inimaginables hoy en día.
Los equipos están disputando la “Copa de Sevilla”. Cuando hablamos de los palmarés de los clubes nos fijamos en las competiciones actuales, pero hay que tener en cuenta que en aquella época esto era casi todo a lo que podían optar, amén de la Copa de Andalucía que era lo máximo para acceder al Campeonato de España.
No existía ningún torneo de la regularidad, todo eran torneos del K.O., jugabas y si perdías eras eliminado. La competencia era máxima y más entre los dos clubes más importantes de la ciudad.
Los sistemas de juego se basaban en una especie de 1-2-3-5, es decir, dos defensas a los que se le unían los medios cuando fuese necesario y cinco delanteros estáticos. No eran de extrañar las tremendas goleadas que vemos en esa época. Eso sí, nadie puede discutir que era un futbol generosamente ofensivo y el espectáculo estaba servido. A veces, cuando se jugaba contra un equipo muy inferior, el portero se llevaba una silla en la que se sentaba junto a uno de los postes. Valenzuela, portero sevillista, fue famoso entre otras cosas por su silla, una silla que en alguna ocasión fue estrellada en la cabeza de algún jugador contrario si la entrada no era demasiado “legal”. Que se lo preguntasen al jugador bético Carmelo Navarro.
Había una gran similitud de la afición con los Toros, en realidad los Toros en esa época tenía mucha más repercusión en la sociedad sevillana que el incipiente deporte y había determinados tics que tenían mucho que ver con ellos en el terreno de juego.
Unos años antes, en 1909, en el partido a favor de los damnificados del terremoto de Mesina que jugó el Sevilla FC contra el Recreativo de Huelva, asistió la Banda Municipal, que tenía la consigna de que si el Sevilla FC marcaba un “goal”, debían tocar un pasodoble, pero si por el contrario le marcaban, debía tocar una marcha fúnebre. Afortunadamente esta última no sonó ni una sola vez.
Continuando con esta similitud con los Toros y debido a la ausencia de elementos que separasen al público del terreno de juego, si el gol de un jugador sevillista era espectacular, se invadía la cancha y se paseaba al jugador a hombros dando una “vuelta” por allí, hasta que el árbitro era capaz de poner un poco de cordura y orden a aquello y hacer que pudiese continuar el partido. No sería de extrañar que algún aficionado pidiese la oreja del portero contrario, incluso el rabo, permítanme la broma.
Recordamos también cómo un niño, en el campo del Mercantil sevillista, que estaba junto a la portería viendo el partido, dio una patada a un balón que se escapaba por la línea de fondo metiéndolo en la portería, algo de lo que el referee no se dio cuenta y lo dio por válido, con las consecuentes protestas de los jugadores y aficionados que invadieron el campo. No sabemos cómo acabó el niño.
Pero había sus cosas negativas, no crean, cosas que traspasaban lo anecdótico. Los estacazos, las pedradas, incluso los navajazos cabriteros hacían aparición entre los aficionados, inclusive entre aficionados y jugadores.
El caso más llamativo fue el partido de febrero de 1918 en el Campo de la Enramadilla del Real Betis Balompié, Campeonato de Andalucía, cuando el Sevilla FC perdiendo por tres goles comienza a apretar en el segundo tiempo para poder remontar. Temerosa la afición bética de que ocurriese, (algo posible ya que el equipo bético llevaba 3 años sin ganarle un solo partido al Football Club), hicieron todo lo posible para que esto no sucediera.
Partido del 24 de febrero de 1918 conocido como el “partido del navajazo”.
Los jugadores sevilistas cuando se disponían sacar de banda eran objeto de bofetadas y actos similares. En un momento del partido un aficionado bético invadió el terreno de juego y apuñaló al jugador sevillista Pérez por la espalda.
El Sevilla debió perder ese partido sí o sí, no tenía otra opción, sin desmerecer el juego bético que ese día lo bordó, pero el Sevilla no tuvo más opciones debido a estos sucesos.
Varios jugadores terminaron en la Casa de Socorro del Prado de San Sebastián.
Casa de Socorro del Prado de San Sebastián
Sería a partir de 1919 cuando los estadios comenzaran a introducir algunas medidas de seguridad, pírricas,eso sí, para que esto no ocurriese, aunque esto no ha terminado de corregirse incluso hasta nuestros días.
Absolutamente increible, pero claro, eran otros tiempos. Llama poderosamente la atención lo de la Banda y el tipo de marcha según marcaran unos u otros. Anda que si hoy el ayuntamiento hiciera algo igual, me temo que a nosotros solo nos tocarían "soleá dame la mano". Pero no por nada, si no por la tirria que nos tienen los políticos sevillanos.
ResponderEliminarMuy Buena entrada D.Carlos.
ResponderEliminarMira a ver que te parece esto:
Los tiempos no han cambiado tanto, así pues un 16 de Mayo de 1946 ABC nos cuenta como andaba el Sevilla F.C. sumergido en la lucha por la liga. A la sazón en el seno del Real Betis Balompié igual que ahora se producía un cambio de directiva,renovaba domingo tras domingo la moral de sus seguidores y disputaba partidos frente al ''simpático'' Córdoba.
Tempus fugit.
Aquí el recorte de periódico de dicho día:
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