viernes, 14 de enero de 2011

SUTIL, ETÉREO Y ELEGANTE

“…Lo por definición y naturaleza tan fundamentalmente brusco como pegar patadas a una pelota, se convirtió, por obra y gracia del arte de los “merengues” sevillanos, en una cosa tan delicada, sutil, etérea y elegante. Es, sencillamente, que en Sevilla se descubrió que se pueden dar patadas… con salero…”

                                                 Arturo Otero – Breve Historial del Sevilla Club de Fútbol.

Y es que nadie nos va a robar el romanticismo de aquellos comienzos en el que el guardia de la Campana, o el mismísimo y temido sargento Moreno, se apresuraba a ir corriendo tras aquellos muchachos, con las canillas al aire llenas de cardenales, para intentar evitar aquel escándalo, de griterío y de vista para aquellas mozas con el vestido por los tobillos, que se tapaban la cara con el abanico sevillano a modo de máscara veneciana.

Llegaba el atardecer en una cálida primavera cualquiera de principios del siglo pasado para aquellos jóvenes, que se presentaba alargando el crepúsculo un rato más cada vez. Un tesoro en forma esférica que el kiosquero guardaba celosamente, pues llegó de ultramar directamente en aquel vapor de la Compañía Ybarra, y que los muchachos engrasaban regularmente, para que la humedad de la tierra no lo agrietase, especialmente por las costuras. ¿Quién sabría cuándo podría llegar otro carísimo y único balón?

Interiorizaron bien el protocolo y la flema inglesa en el arte de la esferomaquia, lugar donde fueron enviados cuando niños, mecánicamente como el que aprende una tabla de multiplicar. Todo ritual era necesario en los lances: los pasos a modo de metro para medir las porterías, las cuartas para los centímetros; el reparto de pañuelos que llevarían al cinto, unos de color rojo y otros de color azul, que les distinguiría del otro “team”, vestidos de un blanco inmaculado todos. Ay, aquellos merengues. Eso sí, la corbata o pajarita daría el toque de distinción adecuado a su posición social como nueva burguesía emergente. El referee no se desvestiría y concentraría toda su autoridad en el bombín negro azabache encasquetado hasta las cejas.

Componer un equipo con once no era fácil, peor aún reunir a veintidós, por lo que los equipos habitualmente estaban compuestos por menos efectivos, pero no importaba, los sportmen estaban preparados.

Un toque de batuta, a modo de silbato arbitral y comienza la sinfonía de Zaratrusta, al estilo como dijo que así hablaba Strauss. El balón se eleva lentamente en el espacio tapando el sol, observado por todos como si de una película de Kubrick se tratase, y Sevilla se despierta sobresaltada con aquello que comenzaron a llamar Football, aquel raro nombre impronunciable para sus habitantes. La Giralda saluda a sus primeros guardianes, a aquellos que la llevarán como bandera por Europa y la conocerán hasta en el más recóndito lugar del mundo y el Giraldillo comienza a tejer su primera bufanda blanquiroja, visualizando desde las alturas en qué lugar de Nervión se ubicará el gol norte.

“Sevilla” y “Football” solo podrían dar como resultado eso tan delicado, etéreo y sutil a lo que se refería Arturo Otero. Inimitable, el calco nunca podrá alcanzar la esencia de lo original, tan solo buceando en el mundo de lo onírico como algo inalcanzable por más que lo intente.

Solo se oyen los chasquidos producidos al golpe de la bota con el cuero engrasado del balón. Casi pueden oírse los pañuelos en el cinto al viento. Quizás una voz entrecortada reclamando el esférico y poco más. No había nadie más, si acaso un coche de caballos en la lejanía. El silencio comenzaba a hacer hueco al martilleo de los cánticos de los Biris en el Gol Norte.

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   14 comentarios :

  1. Una vez más me vuelvo a quitar el sombrero ante uno de tus post amigo Carlos.
    Soberbio, certero y claro como el agua.

    Un abrazo.

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  2. Evelina Fuentes (de Madrid)14 de enero de 2011, 16:32

    Ay D. Carlos, no sé como me gusta usted más, si como investigador o como poeta.
    Ha creado en pocas lineas toda una joya literaría.

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  3. Doña Evelina, tan solo espero una bufanda tejida por usted misma en los colores blanco y rojo. A otros se la prometió. A mí no.

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  4. ¡Ole!

    ¡Ole!

    ¡Y OLE!

    Se podría escribir más, pero sería difícil decir más.

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  5. Simplemente fantástico, genial, fabuloso, grandioso, épico. Le pones banda sonora y ya sale casi una película.

    Ahora entiendo por qué me aficioné a leer blogs y finalmente me animé a hacer uno, para algún día intentar escribir una joya como esta.

    11 sobre 10.

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  6. Leo esto y soy un poco más feliz si cabe. Gracias

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  7. Me descubro ante el último post, titulado "Sutil, etéreo y elegante". Una verdadera joya, magníficamente escrito.

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  8. Precioso,simplemente precioso.

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  9. TAl vez algun día,sea yo capaz de escribir una obra de arte como esta.
    Lo que me queda por aprender,maestro.
    abrazo grande!a lo mejor nos vemos mañana :)

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  10. Carlos no se como puede ser que no te tenga enlazado, me acabo de dar cuenta.
    Mea culpa.

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  11. Pues eso lo solucionamos rápidamente. También te tengo enlazado.

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  12. Hola Carlos, hemos enlazado tu blog al nuestro, por si tienes a bien enlazarnos.

    http://www.degranito.blogspot.com/

    Muchas gracias y recibe un abrazo
    Michelangelo

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  13. Faltaría más Don Miguel Ángel. Ahora lo enlazo.

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