EL EQUIPO DEL RÉGIMEN (I)
De cualquier régimen, da igual.
Continuamos profundizando en lo que desde mi punto de vista son las grandes mentiras del fútbol sevillano, en esta ocasión hablaremos de ese equipo del que tradicionalmente se habla que históricamente fue maltratado por las instituciones, algo en lo que nos decidimos ahondar para comprobar su certeza.
Es mucha la literatura la que encontramos sobre esto de “escritores épicos” de signo verdiblanco, donde la cualidad a exaltar es precisamente esa, la de dibujar un Betis que siempre resurge de sus cenizas ante el intento de destrucción de un tercero que, casualmente se llama Sevilla FC, tras lo cual –una y otra vez- se produce un catarsis por la que consiguen reponerse. Una especie de ave Fénix ante un club rival implacable y tramposo, cuyo único objetivo es acabar con ellos.
Podrán oír otras versiones, pero básicamente es esto, sin embargo, no hay nada que hayamos podido encontrar, excluyendo el abuso que el Sevilla FC les infligió dentro del terreno de juego buena parte de las veces, a lo largo de más de 100 años de historia, aunque no siempre pudo ser así, siendo leales a la Historia pues somos humanos.
Sin embargo, no somos capaces de encontrar otra cosa más que a un club ligado siempre al poder establecido, da igual el momento en esos más de 100 años de historia, ya sea en la monarquía de Alfonso XIII, en la República, en la dictadura o en la Democracia moderna contemporánea y a las pruebas me remito. Aunque es algo que podremos oír poco, o leer de sus plumas, es el hecho de que los inicios de este club fueron los militares y continuó siendo así hasta mediados de los años 60, donde la cúpula del estamento militar sevillano, incluso nacional, siempre estuvo relacionado con el club coronado por su majestad. Hablamos no solo de altos mandos, (coroneles, generales de brigada), sino de capitanes generales, hasta cuatro, pasando incluso por ministros militares de la dictadura.
Serán historiadores de gran prestigio a nivel nacional los que comenzarían a destapar estas mentiras, como fueron Bernardo de Salazar y Félix Martialay, precisamente en una época, el inicio de la Democracia, donde se pretendía establecer que el Betis fue un equipo oprimido de clase obrera, cuestión esta que caló hasta nuestros días entre los seguidores verdiblancos, cuando pocos años antes, militares de rancio abolengo decidían los designios béticos.
No es que queramos decir que el Sevilla FC fuese, por contra, el equipo formado por la clase trabajadora, aunque en cuya base siempre estuvo presente ciertamente, ya que sus directivos, al menos en sus inicios, estuvo compuesta por personajes de la clase burguesa sevillana, hemos de decir en base al honor a la verdad, pero el equipo rival a rayas verdes no fue un club obrero precisamente, sino todo lo contrario. Al pan, pan y al vino, vino y lo digo porque hay quien pueda acusarnos de darle una especie de vuelta a la tortilla y establecer de alguna forma lo contrario. Somos fieles a la Historia.
El equipo bético fue salvado en numerosas ocasiones de su desaparición gracias a las ayudas políticas y económicas, como hoy en día, cuestión esta en la que siempre se supo desenvolver como pez en el agua.
Muy tempranamente, allá por mediados del segundo decenio del siglo XX, sobre 1915, encontramos lo que es la primera subvención por parte del Ayuntamiento al equipo bético:
Es un apunte en el libro de cuentas que conservó un gran balompedista de las cuentas del Real Betis, como fue Enrique Añino. Todo un tesoro que nos habla de cómo se organizaba la economía en aquellos clubes pioneros.
Podemos comprobar cómo el equipo verdiblanco recibe una subvención de 1000 pesetas, que tras pagar impuestos y sellos se queda en 985.75 pesetas. Una muy buena cantidad en aquella época, teniendo en cuenta que los sueldos se pagaban en céntimos.
El siguiente episodio que podemos encontrarnos data de muy pocos años después, en 1918, cuando los equipos sevillanos deben abandonar el Prado de San Sebastián debido a las obras que el Ayuntamiento debe realizar para terminar de acondicionar el espacio asignado a la Feria y sobre todo por la adaptación de los terrenos para la Exposición Iberoamericana de 1929.
El Sevilla FC pensó en un primer momento en terrenos de Nervión, sin embargo se cruza en esta decisión el marqués de Esquivel, que ofrece a los sevillistas un terreno propiedad de su madre sito en el Paseo de la Palmera. Podemos saber que estos terrenos, donde a la postre se construiría el campo del Reina Victoria, se quedarían en un precio de alquiler muy ventajoso, ante lo cual se toma la decisión de establecer allí el estadio, que el equipo sevillista debe sufragar con medios propios de su socios.
Al mismo tiempo, vemos cómo el equipo verdiblanco, una vez más durante aquellos años, está a punto de desaparecer y en extremis, Carlos Alarcón de la Lastra, directivo bético, (militar casualmente), consigue que el Ayuntamiento les ceda un espacio en los terrenos denominados del “Patronato obrero”, entre el Porvenir y el Tiro de Línea.
Según Manuel Carmona, en su libro “La historia jamás contada del Real Betis Balompié” podemos comprobar las condiciones por las que el Betis usará esos terrenos y entre ellas una cláusula que nos llama poderosamente la atención:
“La citada Sociedad abonará en concepto de arbitrio por ocupación de vía pública la cantidad de quinientas pesetas anuales en la siguiente forma: doscientas cincuenta pesetas en la primera decena de enero y otra igual cantidad en la primera de abril.”
Visto esto, cotejamos la cantidad que muy ventajosamente consiguió el Sevilla FC según los precios establecidos en la época, del marqués de Esquivel, consistentes en 2000 pesetas. Por lo cual, si era un buen precio de alquiler, el Betis consiguió del Ayuntamiento ocupar terrenos públicos por una cuarta parte de esta cantidad que pagaba el Club sevillista, ya de por sí muy abaratada. Por lo tanto las condiciones ofrecidas al equipo bético deben ser entendidas como una cantidad simbólica, fraccionada además, que el Ayuntamiento les concedió en una situación excepcional.
En teoría esto suponía que a la hora de construir el estadio y otros gastos, el Betis debería contar con una situación ventajosa y el desembolso por parte de los socios fuese mucho menor. El esfuerzo del sevillismo para mantener a su club se multiplicaba por tres. Aún así, el equipo sevillista fue conocido durante los años posteriores como “El eterno Campeón de Andalucía”. No dejó de ganar campeonatos una y otra vez.
La siguiente referencia nos la encontramos con el cambio de estadio, del Patronato al Estadio Municipal de Heliópolis, un nuevo estadio cedido por el Ayuntamiento.
El Real Betis, durante la República y tras ganar la Liga, comienza a sufrir el tremendo esfuerzo económico que realizó en el fichaje de jugadores que cambió incluso la forma de jugar del equipo verdiblanco en pos de poder ganarla. Jugadores recios del norte que costaron una buena fortuna a las arcas béticas, hasta el punto de que no puede pagar a proveedores, a jugadores, ni afrontar las deudas contraídas anteriormente llegando a estar en bancarrota.
Cuando se le pide un esfuerzo a los 1400 socios con los que contaba para que afrontasen estos gastos pidiéndoles cinco pesetas de suplemento a cada uno, la respuesta del beticismo fue el darse de baja más de la mitad de los mismos, llegando a un número de 800. Si el Betis estaba herido, con la baja de más de la mitad de sus socios estaba condenado a muerte.
Pronto llegó la Guerra Civil y aunque pretenden hacernos creer hoy que la guerra fue la culpable del estado tan lamentable en el que se encontraba el Betis Balompié, la realidad es que la guerra les llegó como agua de mayo.
La Guerra Civil salvó al Betis de sus desaparición, al contrario de cómo nos lo cuentan.
Cuando acabó la guerra aparece un Betis renovado, con la mayoría de sus jugadores intactos, (fue junto al Hércules el equipo que más jugadores recuperó), con su estadio reconstruido y sufragado por las autoridades fascistas de la época y lo más curioso, sin deudas. Es cierto que un número de béticos intentó antes de la guerra promulgar su salvación, no sabemos qué hubiese pasado, pero sí sabemos a ciencia cierta que tras la guerra aparece como nuevo.
El Sevilla FC antes de la guerra tenía una gestión impecable con R. Sánchez-Pizjuán a la cabeza, hablamos durante la República, y tras la guerra recupera también un buen número de jugadores, pues la Guerra Civil dura muy poco en Sevilla. El equipo sevillista sería utilizado por los militares como bastión propagandístico y su estadio sería el utilizado por el Real Betis también para cumplir con su compromisos.
Una vez más, las ayudas institucionales salvan al equipo verdiblanco, ayudas que no pararían durante el periodo de la dictadura. Así podemos comprobarlo en determinados sueltos periodísticos de la época:
ABC SEVILLA 15-5-1944
No hablamos de una situación actual, hablamos de una época donde estas cosas eran realmente raras. No es extraño ver a todos los clubes hoy en día que reciben subvenciones por tal o cual concepto, pero antes era una situación realmente excepcional y esa excepcionalidad estaba de lado del equipo coronado por su majestad.
EL CORREO DE ANDALUCÍA – FEBRERO DE 1946
Pues ya ven. Y el sevillismo sufragando todos sus gastos. Si el Sevilla FC hubiese tenido que recibir subvenciones por ese concepto se hubiese hecho rico. Pero claro, el pecado sevillista fue siempre tener buenos gestores, porque estudiando la historia sevillista nos encontramos con que siempre adoleció de grandes sumas en sus presupuestos, algo comprobable. Pero el sevillismo contaba con socios dispuestos a aportar al Sevilla FC aquello que necesitase, algunos de ellos fueron auténticos “ángeles de la guarda”, cuestión esta que pueden ver aquí.
En el próximo capítulo podremos observar cómo el ejército acude en ayuda del Betis en sus peores momentos, las influencias ejercidas y en qué condiciones se compra el estadio Municipal de Heliópolis, estadio que pudo ser sevillista.
Desde luego que lo que se puede decir perseguidos, no parece que estuvieran mucho...
ResponderEliminarYo diería que hasta la Iglesia les daría algo...
que daño hacen las hemerotecas, pero algunos aunque resucitaran los protagonistas y lo dijeran seguirian negándolo, que triste es renunciar a tu historia por que no te gusta
ResponderEliminar"Los béticos de pro, don Carlos Alarcón de la Lastra y don Manuel Alonso Cueli, concibieron la idea de constituir una sociedad anónima con el Betis Foot-ball Club, para cuyo fin hicieron una emisión de acciones, cuyo precio ¡¡ en aquellos tiempos ¡¡, era de 100 pesetas.
ResponderEliminarAnimados del mayor entusiasmo balompédico y por la empresa, comenzaron a colocar sus "acciones", con gran trabajo, puesto que 100 pesetas, entre los años 1910 al 1914, era dinero, una estimable cantidad con la que comía y vestía una casa de familia.
Cuando agotaron sus amistades y conocidos, ambos concibieron la idea de visitar a S.E.R. el Cardenal Arzobispo de la Archidiócesis, Enrique Almaraz y Santos (bodas de plata: 16-04-1918 e hijo predilecto de Sevilla en 1917), pidieron audiencia ocultando el motivo de su presencias en el Palacio Arzobispal.
Al final tras una antesala en la que no despegaron los labios, penetraron en la sala de audiencias del Cardenal Arzobispo de Sevilla, y tras pedir perdón por haber molestado la atención del Cardenal por otros asuntos más importantes, don Carlos Alarcón de la Lastra y don Manuel Alonso Cueli expusieron a Su Eminencia el objeto que perseguían, sin saber la reaccón que iba a producir la petición de que el Cardenal se hiciera "accionista del Betis".
El Cardenal Almaraz, siempre tan patriarcal y complaciente, de cuyo patriarcado guarda Sevilla indelebles muestras, bendijo a los dos entusiastas béticos y les compró 3 "acciones" de 100 Ptas. cada una, aun cuando el "foot-ball" era un deporte incipiente que lo "practicaban algunos locos" en el Prado de San Sebastián".
Sospechaba que teníamos algo por ahí...
Ya sabemos que la Iglesai siempre ayuda a los necesitados.
Lo que sí es cierto es que aquello de "el equipo de los obreros" caló profundamente en la población sevillana" e ilustres como los Guardianes de la Memoría tenéis la obligación, y a fe que lo estáis haciendo, de poner las cosas en su sitio.
ResponderEliminarFelicidades, D. Carlos.
Hay algo que no entiendo. Si tras el "lanzamiento" de los equipos sevillanos del Prado de San Sebastián y después de reubicarse, el Sevilla en El Reina Victoria y el Betis en el Patronato, y si uno pagaba 2000 ptas y el otro 500 con facilidades, y para colmo era la época del amateurismo marrón en el que se comenzaba a pagar a los jugadores y nos cuentan que el Sevilla le "quitaba" -pagandoles a los jugadores,claro- los mejores elementos al Betis...
ResponderEliminar¿donde coño metía el Betis el dinero?
¿O es que acaso eso del beticismo sentimental y unido a muerte a su equipo es otra milonga más?
Caramba.
Y de aquellas primeras 1000 pesetas (creo recordar que el presupuesto sevillista de esa temporada era de unas 87 pesetas) lo primero que se hizo fue comprar dos cajas de puros habanos. Seguramente para pagar "favores".
ResponderEliminarMás que decir que el Sevilla fue utilizado como bastión propagandístico, yo diría que el Fútbol en general fue utilizado para tal fin, ya que el Betis también participa de los partidos beneficos, etc..
"La Guerra Civil salvó al Betis de su desaparición". Qué idiotez más grande ésta, pero si el Betis antes de la Guerra tenía el mejor equipo de España y los perdió como consecuencia de.
ResponderEliminarPff, sevillistas...