LANCES DEL “NIÑO DE ORO”
Por Enrique Vidal.
Gracias a la tradición oral, al emocionado testimonio de nuestros mayores, recreando el estilo y las maneras de Juanito Arza sobre la hierba, y también, por qué no decirlo, gracias al actual Consejo de Administración del Sevilla Fútbol Club, con su Presidente a la cabeza, por su respeto a las figuras legendarias de nuestra historia, no hay hoy día ningún sevillista sobre la faz de la tierra, ni siquiera en el tercer anillo, que desconozca la categoría futbolística superlativa de aquel ocho inolvidable, Juan Arza Iñigo, el Niño de Oro.
- Cómo hacía el “caballito”, cómo le pegaba al cuero con las dos piernas, cómo dominaba el sombrero y la suerte suprema del gol …
Por todo ello, no me extenderé más sobre las cualidades deportivas de nuestro protagonista, y si aún tienen alguna inquietud, confío que podrán saciarla con la lectura de ese maravilloso librito biográfico escrito por Agustín Rodríguez y Juan Castro Prieto hace unos años sobre nuestro navarrico de Estella, o visionando el extraordinario pasaje escenificado por el gran Antonio García Barbeito en aquella mañana lluviosa del Pregón del Centenario, cuando casi saca a Juan al escenario como si fuera el mismísimo centro del campo del Ramón Sánchez-Pizjuán.
Un post, ni siquiera una serie de ellos, serían suficientes para homenajear a tan insigne figura del Olimpo de héroes sevillistas.
Cumplida mi obligación de ofrecerles el anterior pliego de descargo, habrán comprendido ya que si hoy les traigo el recuerdo de Juan es para otra cosa. Mi objetivo es demostrarles que el Niño de Oro era un artista de los pies a la cabeza, y que si bien desarrolló su creatividad en los campos de fútbol, pudiera haberlo hecho igualmente en cualquier otra disciplina si lo hubiera querido.
El talento, la templanza, el virtuosismo, se adquieren con el ADN de fábrica, aunque puedan perfeccionarse y exprimirse hasta límites insospechados con una adecuada dedicación y trabajo. Pero en los momentos más sublimes, se impone siempre, siempre, lo sobrenatural, la inspiración, por eso aquéllos que están tocados por la varita mágica del pellizco y el duende, triunfan inevitablemente casi siempre que se lo proponen.
Navarra es lugar de afición a los toros, y Juan, como buen estellés, gusta –y gustaba- de las costumbres de su tierra. Una cosa es ser sevillano de adopción, y otra cosa renunciar a tus orígenes. Aquí podéis verle corriendo encierros, para corroborar cuanto os digo.
Ahora bien, los encierros no son precisamente un escenario ideal para demostrar arte alguno, si acaso poderío físico, habilidad, reflejos, pero arte, lo que se dice arte, poquito. Sin embargo, y hablando de toros, si se trata de coger una muleta y pasarse un morlaco por la cintura, eso, eso ya es otra cosa.
Fijaros en la capacidad de Juan para torear, fijaros en ese natural o en ese derechazo que son un puro cartel de Escacena. ¿No tenéis la sensación de que es una figura del toreo la que aparece en las fotos? Seguro que muy pocos habríais reconocido a Juan con la muleta en la mano si hubiera sacado de contexto estas instantáneas.
Viendo estas fotos se comprende que Juan estaba dotado para la estética más allá de los simples límites futbolísticos.
Cierras los ojos y casi puedes imaginártelo igual dando un natural que recortando al gigante Carmelo Cedrún aquel día de su golazo increíble contra el Athletic de Bilbao.
Cierras los ojos y te imaginas el viejo Nervión gritando olés de Maestranza tras cada regate suyo, mientras al final del partido una tropa de partidarios exultantes da la vuelta al coso de Eduardo Dato con su ídolo en hombros.
Gracias por todo, Maestro. Descanse en Paz.
D.E.P. DON Juan Arza "8"
ResponderEliminarSFC1905
Es lo mejor que hoy se ha escrito sobre D. Juan Arza, junto al artículo de Barbeito,
ResponderEliminarMuy bueno Enrique.
Pepeele