EMPANADA MENTAL

POR GUARDIANES DE LA MEMORIA.

No queríamos, pero cuando te dejan la pelotita botando para pegarle bien fuerte es irresistible.

Recordemos que tenemos un litigio sobre un jugador bético de principios de los años 20, que ni corto ni perezoso le rompió la boca a un árbitro tras un gol del Sevilla FC, ante lo cual tuvo que intervenir la Guardia Civil. Ante esto, que interviniese la benemérita no sería la noticia como comprenderán.

Pero nuestros amigos investigadores béticos, lejos de reconocer que eso no se hace y que es mal ejemplo elogiar tal “derroche de virtudes”, se empantanan más y más sin saber cómo salir del atolladero, una especie de arenas movedizas en las que mientras más se mueven, más se hunden.

La cuestión es que parece que fue en campo sevillista el lugar de los hechos, aunque exhibieron una prueba que decía todo lo contrario, pero después tuvieron que contradecirse a ellos mismos, por lo que aducen que fue el presidente sevillista, Manuel Blasco Garzón el que ordenó directamente que el jugador bético fuese arrestado.

A todo esto no exponen la prueba correspondiente, tan solo lo argumentan de viva voz sin más, y transcriben lo que según ellos dicen que dice un periódico, en concreto el diario La Unión, aunque después parece ser que se equivocaron y no era ese periódico, sino otro distinto.

Foto del partido en cuestión. Mundo Gráfico 1923

Lo mejor es que hubiesen enseñado desde el principio la crónica correspondiente. El hecho de la acusación del que sería a la postre el presidente sevillista, Blasco Garzón, es que fue él el que “ordenó” el arresto del jugador bético Llinás, como si el vicepresidente sevillista tuviese mando militar en plaza tal y como podemos comprobar por lo que escriben:

Y no se ponen de acuerdo, uno dice que ordena la detención y otro dice otra cosa distinta, en este caso “insta” a la Guardia Civil y que el vicepresidente sevillista hiciese dejación de sus funciones y debió haberse quitado de en medio que es lo que le convenía a su jugador, que recordemos, era más propio de un combate de boxeo que de fútbol:

Ya saben que para ellos el culpable o el responsable no es quien agrede, sino quien ejerce el derecho correspondiente. Pero sigamos analizando el trozo de crónica que por fin nos han puesto en sus blogs, aún persisten en no exhibirla entera, sino perfectamente cercenada por lo que podemos observar, aunque dicen que la ponen sin advertir que la han cortado convenientemente y que esos son los hechos.

 

No señores béticos, eso no es lo que dice la prensa. Eso es parte de lo que dice la prensa.

Lo que dijo aparece en varios periódicos, en cualquier caso en la crónica completa y no en el trocito que nos enseñan:

En fin, tendremos que conformarnos con esto, no sabemos quién es el autor pero nos lo imaginamos, y que es digno de analizar. Tengan en cuenta que lo que diga una crónica no tiene por qué ser veraz porque, como es el caso, emite una opinión y juicios de valor en favor del agresor, algo poco común en todo el mundo… menos en el universo bético, claro está.

El escrito dice:

“Al terminar el partido, Llinat, como ya hemos dicho, (aquí se nota que antes el escrito dice algo que no nos enseñan) abofeteó al referee”

Este ordenó la detención del aquél, y bajo la responsabilidad del señor Blasco Garzón, que presenciaba el encuentro”.

Yo no sé qué leen ustedes, pero nosotros, que no sabremos muchas cosas pero que al menos nos enseñaron algo de comprensión lectora, leemos que quien ordenó la detención fue el árbitro y no el señor Blasco Garzón ¿no lo creen ustedes?

Visto esto, la función y reacción que cumplió Blasco Garzón fue la que debería tener cualquier ciudadano, es decir, ante una agresión grave como esa, llamar a las autoridades pertinentes, máxime cuando la máxima autoridad del partido, es decir, el árbitro, lo ordena. No hay más que comprender, todo es absolutamente normal.

Lo que pretenden en realidad es más de lo mismo de siempre, y esto es es hacer ver lo malísimos que fuimos los sevillistas fascistas porque nos comportamos como “chivatas” al llamar la Guardia Civil en un recinto deportivo  lleno de gente, y por lo tanto con la posible alteración del orden público por el hecho – cosa que ocurrió además- y,  ya saben,  después viene eso de que los queríamos hundir y hacerles desaparecer, que si los señoritos sevillistas, etc. etc.

Pero igual estamos equivocados en estas cosas de la ética y quizás sean nuestros lectores, sevillistas o no, los que nos indiquen cómo se debería actuar en estos casos, por lo que haremos una encuesta que podrán responder en nuestros comentarios del blog si lo desean.

Ante la cuestión:

Usted presencia una escena en la que un señor se lía a puñetazos con otro
partiéndole varias piezas dentales.
¿Como actuaria ?

 

RESPUESTAS:

- Llamaría a la autoridad para que lo detuviese.
- Miraría para otro lado para no meterse en líos, ya que a usted le importan un pimiento los asuntos de orden público.
- Invitaría al agresor a una semana Mallorca con todos los gastos pagados.
- Invitaría al agresor para que diese conferencias en los colegios sobre educación, civismo y buenas maneras.
- Realizaría una recogida de firmas para que le pusiesen el nombre de una calle en su localidad.
- Daría un banquete en honor del agresor para festejar lo bien que pega los puñetazos.
- Regalaría al agresor una cubertería de plata de ley.
- Es de los que dice "deja a la criatura, poresito".
- ¿Mande?

Esperamos algunas respuestas en nuestra sección de comentarios para así calibrar nuestra ética en estos asuntos.

Pero, ¿se sorprenden de estas respuestas?

¿De verdad?

¿qué hizo la directiva bética? Pues ni cortos ni perezosos le dieron un homenaje al jugador en cuestión y lo llevaron a un restaurante para que se le pasase la hinchazón del puño. Pobrecito.

Y esto es lo que defienden ellos.

Pero sigamos analizando el ridículo y raquítico trocito de crónica que nos han puesto:

“El juez de guardia, señor Fernández Clérigo, tan pronto tuvo conocimiento de lo sucedido, se apresuró a poner en libertad a Salvador Llinás”

Pues sí. Una escena propia de un comic de Mortadelo y Filemón. Todo debió transcurrir tal cual observamos  a continuación, Ibáñez pudo haber asistido perfectamente al juicio:

Pero es que las cosas que nos cuentan son del TBO. Lliñás ya venía teniendo un “curriculum” bastante amplio en otros partidos anteriores y con casos parecidos, según prueban ellos mismos en su blog.

¿Les han contado estos ya alguna  anécdota del coetáneo bético de Blasco Garzón como fue Carlos Alarcón de la Lastra? No se preocupen, ya se la contaremos nosotros y se van a divertir de los lindo. Si buscaban una historieta de hostias aquí podrán leerla próximamente.

Querido lector, anímanos a escribirla.

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