viernes, 11 de diciembre de 2015

1890 Y EL BOLERO DE RAVEL

Por Carlos Romero

El Bolero de Ravel, ha sido una pieza fundamental para nosotros estos años de trabajo en equipo y nos ha servido de referencia. Su estructura musical se basa en comenzar a tocar con muy pocos instrumentos, poco más que un tambor y una travesera, para ir incorporando otros durante su desarrollo, hasta llegar a usar toda la orquesta sinfónica en una melodía inigualable. Toda la pieza musical, que suele durar en torno a 15 minutos según autor, acaba con el toque de los platillos en un explosión musical impresionante.

Nuestra aspiración en este largo tiempo de investigación sobre 1890, ha sido llegar a tocar esos platillos figurados con todos los instrumentos en modo de evidencias sonando al unísono, algo que no teníamos muy claro en los inicios, ni tan siquiera en el intermedio, pero que conseguimos la noche del día 9 de diciembre definitivamente, con el estruendo necesario igualmente.

Ese 9 de diciembre de 2015, por unanimidad, la Junta General de Accionistas del Sevilla FC, aprobó a la vista de las pruebas aportadas por el Área de Historia del Sevilla FC, no que fuésemos de 1890 pues ya estaba demostrado que lo éramos, sino la modificación de los Estatutos sociales recogiendo la fecha fundacional para dotarla de la oficialidad necesaria.

Ya no es menester dar ningún paso más, no necesitamos una fecha para conseguir cosas, ni es requisito tener una fecha de fundación para ir contra nadie. La fundación del Sevilla FC datada en el 25 de enero de 1890 es de uso y disfrute particular, interno y privado exclusivamente del sevillismo. Nos importa poco, por no decir nada, lo que se diga ya sobre esto desde otras aficiones, particulares o incluso determinadas instituciones adversas, a mí además particularmente me gusta que siendo algo solo de nosotros, sea la comidilla de otros, a los que además no les afecta para nada, pero precisamente eso forma parte de la grandeza de la institución sevillista, algo que no comprenderán por más que lo expliques.

Tampoco es necesario que nadie tenga que reconocernos nada. La RFEF no es estatutariamente competente para reconocer fechas fundacionales de nadie, y mucho menos la del Sevilla FC. Y si no es competente para tener que reconocerla, tampoco lo es para rechazarla, por lo que nuestro trámite concluye de la misma forma que para todos los clubes: la modificación en sus estatutos sociales.

Nuestro trabajo sobre 1890, llegados hasta aquí concluyó definitivamente, no solo fue cuestión de investigación de años en decenas de hemerotecas físicas y digitales, nacionales y extranjeras; registros, bibliotecas, censos, archivos religiosos y civiles, sino que toda esa información requería de una coordinación y un análisis verdaderamente titánicos, tan solo nuestra pasión sevillista nos llevó a disfrutar de tan enorme tarea.

Todo esto ha ido conformando la incorporación de instrumentos lenta, paulatina, pero de forma segura, incansable, con unos tiempos marcados por la propia institución sevillista, aunque en determinados momentos no fuésemos capaces de comprender, en toda su dimensión, el compás y el ritmo necesario.

Agradecemos a nuestros rivales su inestimable colaboración para llegar hasta donde hemos llegado. Ha sido necesaria la publicación permanente de nuestros trabajos, exponiéndolos a la crítica, buscando otras aportaciones que diesen otra vuelta de tuerca más, que nos hiciesen vislumbrar un poco más allá siempre, como así ha sido. Sin ellos habría sido imposible, cualquier equipo de investigadores se habría conformado con unos pocos datos, pero nos obligaron a ir más allá en nuestras pesquisas siempre. Nuestra gratitud eterna hacia ellos.

Dicen que la historia es muy importante para los clubes, pero que no es importante para sus dirigentes. Nosotros podemos estar orgullosos al comprobar cómo nuestros dirigentes han apoyado estas cuestiones en los últimos años, poniendo en marcha una experiencia pionera en el fútbol español como ha sido el Área de Historia, aportando todos los medios imprescindibles para poner en pie nuestro pasado, motivo principal, y para que de una vez por todas no fuesen otros los que nos contaran nuestra propia historiografía, en la que siempre –qué casualidad- salíamos malparados a pesar de llevar toda la gloria sobre nuestras espaldas. Fue un golpe sobre la mesa necesario, que finiquitó de una vez por todas el uso de la historia como arma arrojadiza sobre la afición sevillista, que hoy se siente más orgullosa que nunca de su pasado.

Una experiencia pionera que no tardará en ser copiada por otros tarde o temprano, si bien no en su nombre, pero sí en su estructura, y que posiblemente siga dando muchas alegrías al sevillismo, independientemente de los miembros que la compongan, porque todos estamos de paso aportando al Sevilla FC, que es el único elemento imperturbable en el tiempo.

He tenido y tengo el orgullo de coordinar, que no dirigir, al mejor equipo de investigación del fútbol español en un club. Así, como lo leen. Lo he dicho en varias ocasiones y no me retracto en ni una sola coma. La profesionalidad ha sido mayúscula, las aportaciones de matrícula de honor e indiscutibles, y el tesón de una admiración providencial y sublime. El mérito ha sido de ellos, en donde cada cual, en el trabajo asignado, han dado lo mejor de sí mismos sin fisuras, y lo han aportado al sevillismo. No he podido tener más suerte y todos los días doy gracias por ello. No cobran ni un solo céntimo por lo que hacen.

Permítanme que me levante, me ajuste los platillos, y toque la nota final con un estruendo musical en forma de asentimiento y reconocimiento del sevillismo.

Gracias a todos.

 

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