lunes, 14 de marzo de 2016

#BETISLEAKS: EL CASO VALENTÍN

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La fragilidad de la memoria es algo realmente curioso. El ser humano tiende a rellenar los huecos que le faltan en su fotografía del pasado, incluso cuando ha vivido los acontecimientos en cuestión, conforme a sus propios intereses, a su particular visión de las cosas, a lo que más le gusta y consuela, sobre todo cuando se trata de recuerdos desagradables contemplados ahora desde la atalaya de la actualidad.

A título de anécdota, les contaremos que esta entrada surge en el marco de una conversación informal de aficionados futboleros de esta bendita ciudad, con intervención de blancos y verdes y a cuenta de la saga #BetisLeaks que tanto tirón está teniendo. Resulta que en pleno debate amistoso salió a colación como propuesta de un tertuliano sevillista que hablásemos del “caso” Valentín. Como un resorte, otro de los presentes, bético de corazón, saltó afirmando que aquello fue una venganza de Lopera por haberles birlado el Sevilla previamente a Diego, Conte y Carvajal, y que por lo tanto estaba justificado. Además, continuó argumentando, en todo caso, si algo feo se hizo, fue cosa de Lopera, porque no se pueden confundir las maneras de “Don Manué” con el llamado “estilo Betis”.

Recibido el encargo, decidimos ponernos manos a la obra. Lo cierto es que el “caso” Valentín es relativamente reciente en el tiempo, si lo comparamos con otras historias y situaciones relatadas aquí, aunque hablamos casi de treinta años vista, una barbaridad de tiempo.

Vayamos a los hechos, a lo publicado en la prensa del momento, para lo cual nos serviremos del ABC de Sevilla. Empezamos por la edición del 1 de diciembre de 1987, cuyo titular ya muestra a las claras de que iba la historia. Advertimos a los suspicaces que la noticia viene firmada y redactada desde Córdoba, no desde Sevilla, por aquello de que seguro que alguno dirá que los biriperiodistas de la época ya estaban manipulando lo sucedido:

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“Martínez Retamero ‘pisó’ anoche al Sevilla en Córdoba el fichaje del extremo Valentín”.

La primera en la frente: El 1 de diciembre de 1987 el presidente del Real Betis Balompié era Gerardo Martínez Retamero, vaya nada menos que 4 años antes de la aparición estelar de Ruiz de Lopera como vicepresidente económico de Hugo Galera Davidson. Luego volveremos sobre este asunto.

La versión verdiblanca, bética y cordobesista, del mismo día (mejor dicho, noche) del anuncio oficial del fichaje fue ésta:

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“Según los presidentes cordobés y bético, ha sido el jugador el que decidió su incorporación al Betis frente a otras ofertas (Sevilla y Gijón se interesaban por el joven extremo cordobés), simplemente porque Valentín quiere seguir vistiendo de verdiblanco”.

Sí, tal como lo leen, a lo mejor lo han tenido que hacer más de una vez como nosotros:

“Simplemente porque Valentín quiere seguir vistiendo de verdiblanco.

No era por ningún otro tipo de preferencia, deportiva ni sentimental, por supuesto tampoco fue por dinero. Debía ser alguna clase de fetichismo enfermizo o algo así.

El propio redactor cordobés de la noticia, Rafael López, termina su reseña con el siguiente y revelador párrafo:

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“Con el fichaje de este jugador, cuyos pormenores serán dados a conocer hoy por el club verdiblanco en una rueda de prensa con los medios informativos locales, se puede suscitar una fuerte polémica entre el Sevilla y el Betis, dado que el presidente sevillista, Luis Cuervas, había llegado a un acuerdo previo con la entidad cordobesista. Sin embargo, al final, Martínez Retamero fue quien se hizo con los servicios del jugador.”

En el Sevilla, entonces presidido por Luis Cuervas, aquello sienta como una patada en el estómago:

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“… el pasado sábado, a la una de la madrugada, se había llegado a un acuerdo definitivo, a falta de que hoy quedara firmado el contrato. Este contrato había sido redactado por los servicios jurídicos del Sevilla F.C. tras las negociaciones llevadas a cabo la semana pasada y anoche estaba a la espera de la firma de las partes implicadas”.

Unas palabras del directivo sevillista Manuel Álvarez sirven como titular:

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“No todos los clubes son iguales, ni tienen la misma categoría”.

Al día siguiente, 2 de diciembre de 1987, el presidente del Betis Martínez Retamero efectuaba las siguientes declaraciones:

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“Hemos hecho las cosas a nuestra manera …”

Por su parte, Luis Cuervas tenía la siguiente visión del asunto:

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“El jueves pasado estuvimos hasta las doce y media de la noche y no se firmó el acuerdo al que habíamos llegado, porque en la redacción del contrato hubo un error y, como era tarde, por no hacerlo todo de nuevo y creyendo que estábamos entre caballeros, quedamos para el lunes por la mañana para firmarlo todo …”

“A mí, de todo este asunto, lo que me parece increíble es la falta de ética y compañerismo, tanto por parte del Córdoba como del Betis y máxime cuando el presidente verdiblanco es el vicepresidente de la Liga del Fútbol Profesional …”

Apostillando después lo siguiente:

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“En el fondo (…) me alegro que todo haya sucedido de este modo, porque así sé con quién me juego los cuartos. Nosotros estamos ahora en libertad absoluta de actuar de la misma forma. Ya no tenemos por qué respetar al Córdoba ni al Betis en situaciones similares”.

Dado el revuelo generado, el Sevilla F.C. hizo público un comunicado oficial, con “su” explicación de lo sucedido:

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“… el pasado día 26 de noviembre llegó a un acuerdo total con el jugador en lo referente a las condiciones de traspaso, acuerdo que se signó ‘a la vieja usanza entre caballeros, con un apretón de manos entre presidente y secretario del Córdoba C.F. y del jugador inclusive (…) Se había redactado un pre-acuerdo global entre todas las partes, así como el federativo con el jugador, que no llegó a firmarse, sustituyendo a la firma el pacto verbal aludido, habida cuenta de lo prolongado de la hora (0,30 horas del día 27), la imposibilidad de adquirir las letras de cambio significativas del precio aplazado, así como determinadas rectificaciones manuscritas que en el documento realizó el secretario del Córdoba C.F. y la no presencia de otro jugador de fútbol, D. Ricardo Pozo Álvarez Ricar…”

La reacción del presidente bético para justificar su comportamiento quedó resumido en el titular de ABC de Sevilla del 3 de diciembre de 1987:

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“No nos engañemos; las relaciones entre Sevilla y Betis no serán buenas nunca”.

Como se puede comprobar, el eterno acomplejamiento verdiblanco saltaba a la luz como culminación y resumen de todo lo sucedido.

Retomando nuestra anécdota inicial, y el argumentario de nuestro querido tertuliano bético para justificar los hechos, debemos realizar un par de puntualizaciones:

En primer lugar, que en el momento en el que se produce el caso, Manuel Ruiz de Lopera no era ni Presidente, ni Consejero Delegado ni directivo del Real Betis Balompié.

Su presidente era Gerardo Martínez Retamero, que a su vez, era también Vicepresidente de la Liga de Fútbol Profesional.

Por lo tanto, el modo de comportarse de la entidad heliopolitana no cabe excusarlo en ningún “loperismo” ajeno al Betis, sino al propio club y su incurable complejo de inferioridad.

Y en segundo lugar, que en ninguna de las reseñas de prensa citadas se alude por ninguno de los protagonistas a que la intromisión bética en el fichaje (casi) hecho de Valentín por el Sevilla F.C. fuese una reacción, venganza o represalia por algún acto reciente de similar o análoga naturaleza realizado por el Sevilla F.C.

Es más, se cita expresamente lo contrario, por el propio presidente bético, cuando se alude al paso atrás dado por el Sevilla respecto al jugador Gonzalo, del Sestao, aquel gigante bigotudo que jugó un porrón de años en el Valladolid.

Así pues no parece, al menos a primera vista, que el fichaje de Valentín derivase de las adquisiciones de Diego, Conte y Carvajal por el Sevilla F.C.

¡Y tanto!

Fue todo lo contrario.

Diego Rodríguez ficha por el Sevilla F.C. como jugador libre, por haber finalizado su contrato, al final de esa temporada, en el verano de 1988. Y Conte y Carvajal lo harán más tarde, tras el descenso a Segunda División del Betis en la temporada 1988-89, y haberles comunicado el club que no contaban para el primer equipo.

Pero da igual, queridos lectores, cuando llega Lopera para reafirmar el antisevillismo radical de los verdiblancos, se entromete en el fichaje de Maradona justificándose así:

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“Ese club nos quitó a Conte y Carvajal. Ese club se llevó a Diego. Ese club quiso hacer lo mismo con José Luis Loreto …”

Que posiblemente Diego, Conte y Carvajal no hubieran recalado en el Sevilla F.C. si no se hubiera producido el caso Valentín, eso es seguro.

Pero que fue el Real Betis Balompié quien abrió la caja de los truenos, también. Recuerden nuestro reciente post “El perro del hortelano”, del que éste que nos ocupa es una especia de precuela.

Para más inri, Diego, Conte y Carvajal dieron un magnífico rendimiento en el Sevilla F.C., mientras que Valentín o Loreto … De Valentín no hay quien se acuerde. De Loreto tampoco.

Bueno, nosotros sí, todo sea dicho, aunque lo que nos viene a la memoria son estos videos:

 

Afortunadamente desde Nervión estas luchas provincianas quedaron bien lejos, y desde entonces, mientras unos, los nervionenses, no paran de coleccionar cálices de plata y gloria deportiva internacional, los otros, los verdiblancos, siguen lamiéndose las heridas de su envidia con invenciones inmensurables y rankings de lo más peregrinos que, a modo de libros o tutoriales de autoayuda, sirvan para consolar a quienes se dejen consolar.

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   1 comentario :

  1. Quienes sumamos ya unos añitos, no vivimos ajenos esta tragicomedia.
    Trágico, por el gran malestar que produjo la ruindad de ambos contra el SFC, y cómica, por el resultado que finalmente obtuvieron, principalmente los -según ellos-, más listos.
    Dias atrás preguntaba, si habría tapas para encuadernar la serie. Hoy -y ante lo que intuyo que está en el camino-, quizá sería interesante archivarlo en p. ej. "Mentiras del fútbol sevillano II"
    ¿No, D. Carlos?
    Salud y Sevillismo.

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