miércoles, 22 de junio de 2016

EL CASO BOMBA

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Esta es una de esas historias olvidadas y escondidas por el velo del tiempo. Una historia llena de connotaciones cainitas y rencorosas. Muchos no la conocerán y algunos pocos la recordarán como algo lejano y difuso.

Rafael Toro Alfaro (Bomba II) era natural de Coria del Rio. Su apodo era la continuación de la saga familiar que años antes comenzó su hermano Antonio (Bomba I) que procedente del Coria CF llegó a jugar en el primer equipo sevillista entre los años 1950 y 1952.

Bomba II tras iniciarse como jugador en la cantera coriana, continuó su carrera en los juveniles del Real Betis Balompié llegando a formar parte de la Selección Andaluza de Juveniles en marzo de 1960. Poco después ingresó en la disciplina del Algeciras donde al terminar su etapa de juvenil, al cumplir los 18 años, quedó libre, siendo fichado por el Sevilla para su filial.

En la temporada 1961/62 nuestro protagonista formó parte de la plantilla del Sevilla Atlético que se proclamó Campeón de Liga en su grupo de 3ª División, lo que le dio derecho al filial sevillista a jugar la liguilla de ascenso y, tras superarla brillantemente, conseguir por vez primera en su historia alcanzar la Segunda División.

El equipo titular de aquella temporada lo componían; Cardoso, Carbonell, Felices, Axpe, Ramoncito, Cardo, Bomba, Fábregas, Jesusín, Eloy y Muñoz Romero.

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                                Equipo del Sevilla Atlético que ascendió a 2ª División. Bomba II agachado a la izquierda.

En la temporada 62/63 juega de titular cinco partidos con el Sevilla Atlético en Segunda División siendo cedido al CD San Fernando al finalizar la temporada. El 15 de septiembre de 1963 juega su único partido oficial con el San Fernando frente al Onteniente. Fue el último partido de su vida.

Bomba II incluso llegó a debutar en partido amistoso con el primer equipo del Sevilla FC, como aquel partido final de la liguilla de la primera Copa de Andalucía en 1962, que organizó la Federación Andaluza de Fútbol para fomentar la unión y la amistad de los equipos andaluces, aunque algunos tristemente se quitaron del cartel, asunto éste del que ya le dimos cumplida información.

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Equipo que ganó la Copa de Andalucía de 1962. De pie; Campanal, Antoniet, Oliveros, Idígoras, Valero, Mut, Santín, Eloy I. Agachados; Maguregui, Moya y Bomba

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El llamado “Caso Bomba”

El 25 de julio de 1961 en las páginas deportivas del diario ABC se menciona como el jugador coriano Bomba aparece enrolado en las filas del Sevilla como fichaje para el Sevilla Atlético.

Días antes, el secretario técnico sevillista Pepe Brand, el entrenador del filial Diego Villalonga (ambos representando al Sevilla) y el presidente del Coria (equipo muy ligado al club de Nervión y del que siempre han salido grandes valores futbolísticos) se presentaron en casa del jugador para hablar con su padre. Éste pensaba que su hijo aún estaba ligado al club heliopolitano pues desconocía la normativa que dejaba en libertad a los jugadores al cumplir los 18 años. Pero el Sevilla ya había consultado y comprobado en la RFAF que Bomba no tenía ficha como profesional en ningún club por lo que el fichaje se hace efectivo según informaba la prensa sevillana.

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                                                                             ABC de Sevilla, 25.07.1961

La noche del 26 de julio de 1961, un día más tarde de aparecer la noticia anterior, el Betis presentó en la Federación Andaluza la ficha y el contrato profesional del jugador.

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                                                                             ABC de Sevilla, 27.07.1961

El “caso Bomba” acababa de estallar.

La Federación Andaluza da la razón al Sevilla por una mera razón temporal; el Sevilla presentó antes que el Betis la ficha y el contrato profesional de un jugador que había quedado libre y que incluso no procedía directamente del equipo rival sino que había sido abandonado a su suerte en el Algeciras. A principios de los sesenta era muy frecuente este tipo de situaciones, sufriéndolas en sus propias carnes muchos jugadores de la época, como ocurrió con Enrique Lora, Herrera y muchos otros.

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                                                                             ABC de Sevilla, 08.11.1961

El recurso presentado por el Real Betis ante la RFAF fue desestimado y no dándose por vencidos, en noviembre de 1961 elevaron el recurso a la Nacional dando ésta el mismo fallo favorable al Sevilla FC. La reclamación del Betis ante la RFAF propició la suspensión temporal de la ficha del jugador que no pudo jugar en el Sevilla Atlético hasta primeros de noviembre.

En enero de 1962 la revista Serva nos develaba más datos sobre el caso en un interesantísimo artículo en el que subrayamos un par de frases que hablan por sí solas.

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                                      ¿DE QUIEN ERA LA RAZÓN EN EL CASO DEL JUGADOR BOMBA?

La nacional afirmó: “La ficha del jugador corresponde al Sevilla Atlético.”

La duplicidad de ficha presentada por el Sevilla Atlético y el Real Betis Balompié en la Federación Andaluza de Fútbol, correspondientes al jugador Bomba causó el natural revuelo. El organismo andaluz sancionó el expediente dando la razón al Sevilla Atlético, y ante el recurso elevado por la sociedad verdiblanca, la Federación Nacional ha ratificado el fallo del organismo regional dando la razón al filial sevillista, que contrató los servicios del coriano Bomba con total corrección. Esta es la referencia oficial. Esta es la verdad sin más comentarios, que no los tendría por nuestra parte, la parte del Sevilla Atlético, la de la institución matriz, si cuando la andaluza de fútbol sancionó justamente, no se hubiera informado erróneamente a la opinión, volcando conceptos y hechos muy lejos del limpio historial sevillista y de la ecuanimidad y justicia con que se enfocan y resuelven problemas en la Federación Andaluza de Fútbol.

Volvemos a él, ahora, cuando el máximo organismo dictó definitiva sentencia, porque esto avala, mejor que nada y que nadie, con más fuerza que todos los documentos existentes, la verdad y la corrección sevillista en el asunto. Bomba vino a las filas del filial porque él lo quiso así, voluntariamente, ofreciéndose al término de su contrato de juvenil y amater (sic), procedente del Algeciras Club de Fútbol. Bomba se forjó en la cantera coriana, -pedazo de historia sevillista- dándose la circunstancia de que no fue retornado al Sevilla, cuando cumplió el breve plazo de convivencia verdiblanca, se entregaron a nuestro club de nuevo, los destinos del club ribereño. Se presentó su ficha en tiempo y plazo que otorgaban la razón al Sevilla Atlético, aunque a horas de oficina, se intentaba cerrar el paso, en actitud incomprensible tratándose de federativos, poniéndose la pega en el Colegio Andaluz de Preparadores de Fútbol. Bomba en fin es del Sevilla Atlético y esto es lo importante, porque demuestra el estilo y el recto proceder de nuestra Sociedad, y nos congratulamos. “Merengue”.

La maldita enfermedad y la muerte.

El 27 de septiembre de 1964 se disputaba en el Sánchez-Pizjuán la tercera jornada liguera enfrentándose el Sevilla CF (así llamado por imperativo legal) y el Real Oviedo. Ganó el Sevilla por 1 a 0 con gol de Pintado. El Sevilla alineó a Molina, Rebellón, Maraver, Donato, Achucarro, Bancalero, Pintado, Diéguez, Areta, Rivera y Flores. El Real Oviedo jugó con Mesa, Toni, Datzira, José Manuel, Ribón, Icazurriaga, Girón, José Luis, Arsenio, Biempica y José María. Antes del comienzo del partido se guardó un minuto de silencio por el alma de Rafael Toro Alfaro (Bomba II) jugador fallecido el día anterior a la edad de 22 años.

A Bomba le llegó la muerte tras una penosa enfermedad que lo tuvo postrado los últimos meses de vida. Diez meses antes, el 6 de diciembre de 1963, a Bomba le amputaron la pierna izquierda los servicios médicos del Hospital del Aire en el Pabellón Vasco, ya que cumplía el servicio militar en la Región Aérea del Estrecho. El jugador padecía una tumoración en la rodilla izquierda. Estaba cedido esa temporada por el Sevilla Atlético al San Fernando y durante el verano sufrió molestias en la pierna. En la pretemporada fue reconocido por médicos de Barcelona y por los facultativos del cuadro médico del Sevilla F.C., encabezados por el doctor Leal Castaño, coincidiendo todos en el diagnóstico; “tenía como una brasa clavada en la rodilla…”

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                                                 Bomba II en el palco del Ramón Sánchez-Pizjuán en su homenaje

Tras la amputación de la pierna el Sevilla se volcó con su jugador y organizó un partido internacional con carácter benéfico donde la taquilla (incluso abonaron su entrada jugadores, técnicos, árbitros, prensa y directivos, anulándose cualquier pase de favor) fue a parar íntegramente a Bomba. Muchas fueron las muestras de cariño e interés hacia el infortunado jugador como la del excelente tirador Celso Pareja Obregón que donó uno de sus mejores y valiosos trofeos para entregar al equipo que resultase vencedor. A la finalización del partido se le tributó un banquete homenaje en Piscinas Sevilla con la presencia de familiares, amigos, compañeros y directivos del Sevilla y del Coria.

El día antes se había disputado otro encuentro benéfico en San Fernando entre el equipo local y el Sevilla.

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                                                            Partido homenaje a Bomba II en San Fernando

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Nos cuentan sus familiares que las primeras semanas tras la intervención se manejaba bien con sus muletas y que incluso barajaban la idea de una prótesis, pero cierto día paseando en moto con un allegado notó como la pierna se le quedaba dormida. Revisado por el también coriano doctor Yáñez se descubrió como la “invasión” era generalizada y que quedaban pocas esperanzas.

Aquel 26 de septiembre de 1964 en Coria tocó ir de entierro. Al sepelio asistieron junto a la familia del joven jugador fallecido, una multitud de jugadores, directivos y amigos. Tras el féretro, coronas de familiares, del Coria CF, del Sevilla, del Sevilla Atlético y otros muchos clubes e instituciones andaluzas y nacionales. La tristeza propia de los familiares en esos momentos de dolor se mezcló con la pena y la indignación al comprobar como faltaba la presencia institucional, o la simple y mera representación a través de unas humildes flores, del Real Betis Balompié, club al que había estado ligado deportiva y sentimentalmente el fallecido jugador. Como ya ocurriera años más tarde en la final del Trofeo Ciudad de Sevilla de 1994 (Betis 1 -2 Sevilla, en el Villamarín) cuando Lopera se negó a que se guardase un minuto de silencio por la muerte del futbolista Antúnez, el “estilo” de los dirigentes verdiblancos se hizo notar.

La historia siempre se repite, como en un bucle …

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Nuestro agradecimiento a Antonio Toro, el “sobrino Antoñito”, y familia por la documentación aportada.

                                                      #SangreDeNuestraSangre

 

 

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