* Fue un creaturita
El presidenciable bético, Pepote de la Borbolla, sí ese que para referirse al eterno rival comentó que un familiar le dijo que en su familia no había ni rateros ni sevillistas, nos sorprendió ayer con la noticia de la formación de una plataforma, (una más), de salvación del Betis.
Este señor que como todos sabrán, contó la anécdota en un medio de comunicación en la que dijo que cuando ”chiquetito” sentía la natural predilección por el Sevilla FC, ante lo cual su padre, quiso tomar cartas en el asunto y decidió que su “shico” debería ver al Betis más a menudo y resetearle el cerebro un poco.
Para ello llevó al niño a las azoteas del “Instituto de la Grasa”, edificio adjunto de mayor altura que las gradas del Villamarín, para que viese el fútbol desde allí. En esa época, en uno de los peores momentos del equipo heliopolitano, ya que debía andar incluso por tercera división, ¿qué clase de bético, en este caso adinerado y de familia de rancio abolengo sevillana, no aportaría a las pobres arcas de su equipo viendo el fútbol de gorra?
Sin embargo ayer su plataforma nos sorprendió con unas declaraciones dignas de analizar: “Nosotros no somos creaturitas”.
No recuerda casi nadie que en 1996, el ahora presidenciable rebelde verdiblanco, agradeció al señor Lopera con una placa a modo de homenaje, los magníficos servicios de Don Manuel en el Betis, para ahora, traicionar su condición “creaturil”.
Cree el muchacho a estas alturas que todavía, para presentar candidatura a ser presidente bético, es necesario darle caña al sevillismo, artes muy loperiles como todo el mundo sabe.
Visto lo visto y sabiendo sus formas para gobernar los designios de Andalucía, cualquier cosa puede ser futuro presidente del Betis. Ya solo nos queda que aparezca el compañero de partido Emilio Carrillo, con unas estadísticas sobre el número de creaturitas que quedan en el beticismo todavía. A mí no me extrañaría nada.